Takanakuy el rito simbólico.

En las comunidades de Yavina y LLique de Santo Tomas en la provincia de Chumbivilcas en Cusco se da un encuentro anual, en la que la violencia se transforma en un rito, un sorprendente exceso que muchos comparan con el Taqui Onqoy y su catarsis colectiva.

Es el Takanakuy, tradición cuya fecha central en este mundo de ganaderos y agricultores llamados Q’orilazos es cada 25 de diciembre las peleas rituales son entre individuos; se convierte en un enfrentamiento entre dos, sea hombre, mujer o niño al ritmo de la hipnótica Waylia, indesligable marco musical de antiquísimas raíces. “Niño, no tengas miedo cuando caiga granizo de piedra o si hay río de sangre, waylia, waylia”.

Negros, majeños y langostas recorren las calles con máscaras de lana (Uyach’ullu), casacas y protectores de cuero sobre sus piernas (Qarawatanas). Encabezados por los respectivos “carguyoq”, encargados de las bebidas y comidas llevándolos consigo a pasar por casa de los familiares; estos sufragan todos los gastos, pero también las adquieren del lugar compartiéndolas con todos sus invitados. Luego se dirigen al ruedo y, sea este una plaza de toros o un círculo de tierra, allí se encontrarán con héroes locales, padrinos con látigo y cientos de espectadores.

Los danzantes de majeños llevan en el torso mantas de seda de vistosos colores. La cara la tienen cubierta con mascaras que expresan y tienen diferente iconografía y colores, que en lo posible mantienen a su portador (danzante retador o contendor) en el incognito. Sobre la cabeza se ponen un chullo y sobrepuesto un sombrero adornado con papel lustre, también de colores brillantes. En los sombreros llevan representaciones simbólicas del sol y la luna, de color oro dorado y plateado respectivamente, acompañadas de estrellas también de color plateado brillante. Usan pantalones con polainas, las piernas cubiertas con canilleras y un chaleco corto. En la cintura, un cinto ancho adornado con diversos iconos. Calzan zapatos especiales para jugar futbol. Este danzante se identifica como "el águila solitario". Los majeños representan a los comerciantes de vino procedentes del valle de Majes y Viraco, que viajaban a estos lugares transportando vino y aguardiente, para intercambiarlos con productos agrícolas y pecuarios.

A su vez los qara kapas (capas de cuero) que representan a los mineros que trabajaban en la época colonial y republicana en la extracción de oro, principalmente en Colquemarca, están vestidos con impermeables negros, cubriendo tanto su espalda como sus piernas con pantalones confeccionados del mismo material. Algunos llevan en la espalda águilas disecadas, zorros, wallatas y otras aves. Los niños también participan vistiéndose como los mayores, imitando a sus padres, en realidad, ambos se llenan de satisfacción y orgullo; es una forma de prepararse en la vida y su futuro.

Los danzantes de la waylia, llamados también "wikchupas" siempre se encuentran enmascarados y disfrazados de "majeños", "qara kapas", "tarukas", "lobos", "zorrinos", "águilas" y "cernícalos". Al tiempo que se desplazan al lugar de la pelea, beben chicha, licor y algunos, cerveza; esperando a sus rivales.

La pelea ritual del takanakuy en el rito de la waylia son protagonizadas por los contrincantes, para resolver sus problemas de amor, de honra y bienes a través de golpes en la que la violencia se transforma en un rito acumulada durante el año.

Momento en el que se traza un circulo casi perfecto. Es la línea que delimita hasta donde puede aproximarse el publico, y concretamente el lugar donde pelearan. Los encargados de arbitrar las peleas los llaman "celadores", tácitamente los respetan, porque ellos hacen guardar el orden y el espacio necesario para que la pelea se produzca a satisfacción de los retadores y contendores.

En los actos de provocación no se sabe quien es quien, "pero entre ellos tratan de reconocerse". Los retadores se ponen al centro del ruedo y llaman a sus contrincantes por su nombre, cuando los devotos o danzantes entran a la plaza, hacen la señal de la cruz y toman un poco de tierra para sobarse las manos e introduciéndose en la boca.

Mientras, las waylias y las del cargo, que se encuentran fuera del circulo comienzan a cantar motivándolos para que salgan a pelear. Entre los contrincantes, esta prohibido propinarse patadas cuando cualquiera de los rivales cae al suelo. Se considera vencedor al que "noquea" o simplemente no desee continuar.

Como puede verse, las versiones referidas por algunos actores sociales se caracterizan porque todos quieren encontrar la verdad a través de la historia; a otros eso no les importa, pues "es la costumbre", dicen; pero tiene las mismas connotaciones simbólicas, principalmente en cuanto concierne al catolicismo popular. Los antropólogos, para hablar de su origen como lo hemos mencionado antes optamos por el significado simbólico que se le da al hecho social y cultural, así como también a los actores sociales que concurren cada año a este rito.

Agradecimientos:
Al Hostal el amigo de Santo Tomas y como también nuestra gratitud a todo el pueblo Chumbivilcano por su participación y hospitalidad. Tiempo compartido con nuestros trabajos en este fotorreportaje documental.